Un llamado urgente a la sociedad y al gobierno para detener la impunidad ante los feminicidios en México.
Ponciano Palma y Sixto Araiza lo planearon todo muy bien. Ante todo, había que despertar aún más la codicia nunca dormida de Serafín Farías, el dueño de la empresa de transportes, el patrón, el explotador, ese señor que se sentía Un Hombre con mayúsculas por su poder tan absoluto sobre trabajadores tan necesitados. Le hablaron de unos terrenos espléndidos que podría comprar a precio de ganga y, con el pez ya mordiendo el anzuelo, uno de ellos se fingió otro en el teléfono, dijo ser Idilio Villalpando, el fantasmagórico dueño de las imaginadas parcelas. Le dijo también que como Sixto era amigo de la infancia de él, el dueño de las tierras, podía encargarse de llevar al dueño de los trabajadores hasta los codiciados terrenos, que no quedaban nada cerca de donde el explotador vivía.
Hacia allí fueron los tres y, en aquel lugar lejano y desértico, Ponciano y Sixto mataron a tiros a Serafín Farías y despeñaron el camión por un barranco. Se separaron después y uno tenía que huir al este y otro, al oeste. Pero a veces, cuando se acaba el odio –o al menos el primero, el mayor de los odios–, se descubre lo que nunca se ha querido ver. Ponciano y Sixto, que creían haber cometido el crimen perfecto, comenzarán a deambular por el siempre sorprendente México sadiano y por otro inesperado desierto interior en una huida hacia delante, hacia atrás y hacia todos lados, en pos de ilusiones falsas o verdaderas, en busca de otra vida o de otro sentido para la misma vida.
Comienza la Guerra de Malvinas (1982) y, en Bongwutsi, un remoto país del África, un olvidado cónsul argentino libra su propia batalla contra Inglaterra. Al mismo tiempo, en Europa, nace una conspiración para convertir a Bongwutsi en una República Socialista. Otro argentino participa en ella, y ambos compatriotas, junto a inolvidables revolucionarios, confluirán en una trama delirante y conmovedora «Al final me salió una novela de aventuras políticas en África, ambientada en plana guerra de las Malvinas. El personaje central es un cónsul argentino que se empieza a preguntar qué haría el general San Martín en su lugar. Es el primero de mis libros con verdaderos personajes femeninos y tiene, además, un grupo de locos africanos que quieren hacer una revolución del desorden. El país lo inventé y no tiene ni mar: es la miseria total. Lo único que tiene es un lago con una islita enfrente, donde está el prostíbulo. A ese país sin futuro le traspuse la realidad argentina. Y la idea que seguimos teniendo de África como el fin del mundo se une con ese otro fin del mundo que son las Malvinas.» Osvaldo Soriano
"La novela de Luisa Fernanda, con gran sutileza y aguda pluma, nos sumerge en el complejo universo de Riana y Juan, quienes se debaten entre el amor y el desamor, lo real y lo imaginario, lo posible y lo imposible. Una historia llena de pasión y movimiento que con gran destreza conduce al lector por el sendero de reflexiones propias de una pareja que se despide de su juventud para hacer su ingreso a la edad adulta". Marcela Giraldo. Periodista y editora.
El libro que el lector tiene entre manos es la galería de la infamia del conflicto colombiano. Con poderosos trazos, cada vitrina expone la extensa y siempre incompleta lista de víctimas y victimarios que se erigen y caen en el cruce de balas del país suramericano. En estos tiempos coyunturales Alarmas armadas ofrece una panorámica poética de los años de la vergüenza que se extienden hasta el presente. Altamente recomendado.